sábado, 19 de noviembre de 2011

Gea descansaba la cabeza en uno de los palos altos de la empalizada, las piernas colgando hacia fuera. Su pelo ensortijado, negro, a la luz de las antorchas, parecía por momentos emitir destellos azules.

- Guapa - le dijo desde abajo, sonriendo, Edam.
- Cegato - respondió ella, devolviéndole la sonrisa más bonita del mundo.

El arrugado papel...

... tenía la letra de su hermano. Y decía cosas extrañas.




Yo no me esperaba este cutre final,
y ni siquiera era consciente de que fuera realmente a acabar.
Qué mal... me quedan tantas cosas por estropear.

Y yo que pensé que me vestía por los pies,
que llegado el momento iba a subirme sonriendo en el tren.
Ya ves... aquí, picando el suelo del andén.
Me agarro de la almohada con los dientes.
Ya la morfina nunca es suficiente.
Te huelo detrás... y delante veo a la muerte.

Yo no dejo sonrisas ni caricias para el mundo,
y con todo crucifijo os podéis ir taladrando el oja.
Y después, pa limpiaros, os dejo mi alma inmortal.
Que no quiero ir al cielo ni al infierno,
ni ser una puta luz del firmamento.
Si yo me he de largar... sólo os quiero a todos muertos.

No hay en mí ni un buen deseo para el resto del universo,
y me resulta de mal gusto que siga girando el mundo sin mí.
Si estás aquí yo tengo que vivir.
Si estás aquí paso del cielo y del infierno.
No me vale ser para ti un recuerdo eterno.
Y quédate esta noche... que está oscuro y tengo miedo.

Ya que no voy a irme en paz, al menos que no me vean llorar.
Y que sepas que me debes mil abrazos... que me estoy quedando helado.
No me quiero marchar, pero quédate hasta el final.
Y me mientes si hace falta, que enseguida va a acabar.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Las montañas y las nubes dibujaban un amanecer de sangre. Bentham se desperezaba, presto a irse a la cama. Miró a Edam por un momento, y Edam no quiso parecer cansado. Bentham sonrió, admirado de la fuerza de su líder, y bajó del sillón de madera desde donde vigilaba habitualmente.

- Buenos días, Edam. Y buenas noches. - dijo Bentham.
- Descansa, Beni - respondió el jefe.

Edam se conocía bien. Antes de llegar y convertirse en el jefe de esta aldea-fuerte, cometió muchos errores. Muchos. Ahora intentaba, sin conseguirlo, sentirse mejor consigo mismo. Se había autoimpuesto un código estricto: jamás mentir, jamás abusar del débil, jamás permitir que otros abusen de los más débiles. Era su forma de pasar de ser de los malos a ser de los buenos. Pero no aliviaba el peso de lo hecho durante tanto tiempo: pendenciero, alcohólico... era lo mejor que podía decirse del antiguo Edam.

Escuchó los cánticos del chamán de los humanos, saludando al día, y algo de revuelo en la cercana plazoleta que se encontraba a la entrada, unos metros tras la puerta de la empalizada.

- ¿Por qué dudaría de la magia un hombre lobo?

sábado, 12 de noviembre de 2011

- Mi nombre es Ulfar
- El mío, Edam.
- Venimos en son de paz.
- No te preocupes, no hemos pensado otra cosa.
- Sabemos lo que sois. Vuestros amigos paliduchos nos volvieron a atacar anoche. Venimos a suplicaros protección en vuestra aldea. Somos buenos guerreros y mejores artesanos, cocineras, y jóvenes respetuosos y valientes.

Edam calló un momento, sopesando el rostro de Ulfar. Este volvió a hablar.

- Realmente sabemos qué sois. No nos importa. Y sabemos que sois enemigos de los vampiros. Eso, creemos, nos hace aliados naturales.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Gea

Le gustaba pasear, algunas noches, por el barracón de los lobatos. Allí estaban las mujeres, protegiéndoles. Y allí estaba Gea.

Y Edam adoraba a Gea. Escucharla, olerla, verla dormir rodeada de sus pequeños lobos. No hay nada que le devuelva las fuerzas cada día como mirarla a ella. Un pequeño motivo para seguir adelante. Alguien en cuya opinión pensar cada vez que toma una decisión. Está enamorado y, aunque ella no le corresponda, ese amor es una bendición.

sábado, 20 de agosto de 2011

Se acercan hombres

"Quiero ser como Edam", escuchaba de vez en cuando. Y cuanto más lo escuchaba, peor se sentía.

Edam oteaba el montañoso horixonte. La cabeza de la reina campeaba en la empalizada. Una de las ventajas de los vampiros es que no se pudren sus cabezas si las quieres poner para dar ejemplo.

Le dolía todo el cuerpo, de sus mordiscos, golpes, arañazos. Se había defendido bien. Pero Edam era el primero peleando. En buena parte, por eso era el líder del grupo. Solía pensar que no había cosa más absurda.

Se pasó la mano por la cabeza y decidió que necesitaba un afeitado

La sensación de peligro había desaparecido.

Poco  a poco se empezó a dibujar una sombra entre las montañas. Era mediodía. Nada de vampiros.

Le dio tiempo. Cada vez estaba más claro. Hombres, andando, a caballo, con carretas....

- ¡Bentham! - gritó
- ¡Voy! - escuchó como respuesta.
- Arma a todos, pero no quiero a nadie en lobo.

Bentham miró  hacia donde miraba Edam. Supo inmediatamente lo que quería. Bajó y empezó a preparar a los hombres en la armería.

"Con humanos no, por favor", pensó.

miércoles, 10 de agosto de 2011

La reina

Edam entró y sintió miedo. No entendía por qué. Por el olor podía calcular perfectamente la cantidad de galerías y de comemierdas que podía encontrar... pero había otro olor.

O había veinte vampiros acurrucados en un rincón... o había un reina.

Andó, pisando cadáveres, con miedo. Alfonzo debió sentir el mismo miedo, ¿por qué avanzó tan rápido? Olió a miedo de vampiro, cada vez más cerca. Cerró los ojos y cogió la cabeza del vampiro, que no se lanzaba hacia él, sino que pensaba esquivarlo. Era alto y fuerte, pero su cráneo explotó entre las manos de Edam en tres segundos. Se preparó para correr hacia delante.

Uno, dos, diez, avanzaba desgarrando pechos y cabezas de vampiros, cogiendo confianza y dejando la salida limpia, y acercándose hacia el olor de la reina.El olor de Alfonzo reapareció, avanzando rápidamente hacia él. Muy rápidamente. Edam tuvo tiempo de prepararse para pararlo. Se lo había lanzado, la muy zorra.

Al? - dijo Edam, aterrado por no encontrar respuesta.
Hija de puta - respondió Alfonzo. - No me ha dejado ni arañarla. Ve... coff... ve por ella.

El veneno de la mordedura de una reina era terriblemente doloroso. Edam apartó a Alfonzo, que difícilmente se mantenía en pie.

Si vuelves a hombre te dolerá menos - le dijo Edam. La galería está limpia, y si te huelen, me olerán también a mí. Lo pensó mejor. Aulló, llamando a Treir.

Pensaba que no vendrías nunca, "jefe" - dijo la Reina, acercándose a una distancia prudencial. Prudencial. Edam olió miedo. Percibió tensión. Bien. Ella también tiene miedo. Pero avanzaba con las manos en alto, como presentándose en paz.

Voy a matarte, ¿lo sabes, puta de mierda? - respondió Edam. No pensaba entrar en su juego. Las reinas son muy rápidas.

¿Por qué? - respondió ella - ¿Acaso mi nido os ha atacado alguna vez?

Voy a matarte, zorra - le dije.

jueves, 4 de agosto de 2011

El chupasangres...

... se retorcía, tratando de librarse del mortal abrazo al cuello de Treir, mientras por el cuerpo del vampiro resbalaban los trozos de barro que los lobos llevaban para evitar el olor.

Alfonzo, mientras, horadaba el techo del nido para dejar entrar la luz. Estaba a punto.

Con la cabeza del vampiro en una mano y el corazón en la otra, treir se embadurnó de sangre de vampiro y pasó los restos a sus compañeros. El vigía había sido útil.

Eran unos veinte. Edam no quería cometer errores. Alguien de esta colmena había asesinado a su hermano. Debían morir todos. Colgarían sus cabezas cerca de todos los nidos cercanos. Se escuchó un "crack!". Y la luz entró, friendo a unos cuantos vampiros. Edam comandó el ataque.

Cuando estaban asustados, el combate era relativamente fácil: tú les arrancas la cabeza, ellos te arañan un poco el torso, tú les arrancas primero la cabeza y después el corazón. Treir y Edam, por la derecha del nido, saltaron sobre un nutrido grupo de vampiros que huían del sol. Les cayeron encima y los corazones y cabezas comenzaron a colar. Desde la galería, donde vigilaban (uno hacia fuera, otro hacia dentro) Gunham y Tula, la imagen era algo curioso. Cabezas y corazones volaban por doquier.

Alfonzo saltó al centro de la luz y rugió. No estaba dispuesto a acabar limpio de sangre de vampiros. Y Edam vio cómo se metía hacia las galerías profundas.

Mierda - pensó Edam - y saltó detrás de él.

domingo, 31 de julio de 2011

Mientras recogía...

el cuerpo de Grog, aguantaba el llanto para que no le viesen. Un hombre lobo puede llorar en su forma lupina. Pero el líder no debe llorar. O eso piensa Edam.

Cavó la fosa con sus propias garras, mientras Treir, Alfonzo, Gunham y Tula le observaban y (Edam nunca entendió por qué) admiraban. Admiraban cada decisión, cada acto. Eso pesaba mucho, sobre todo cuando se equivocaba.

Cuando acabó de enterrar el cuerpo, les miró y dijo: a mediodía vamos de caza. Oled bien los cadáveres. Quiero una masacre. Quien no vuelva con el pelo de color rojo oscuro se ganará la paliza de su vida.

viernes, 15 de julio de 2011

Edam...

... le acarició el pelo al pequeño Tomba distraídamente, mirando al infinito y suspirando.

- Huelo algo - dijo Tomba. - ¿Son ellos?
- Sí. Mejor que vayas a la barraca y avises.

El chico obedeció sin rechistar. Se dio la vuelta y le dio una palmada en el hombro a Edam. Este sonrió y bajó la cabeza por un momento. Suspiró. Cerró los ojos. Preparó los músculos, y, al fin, miró a derecha e izquierda. Kitz se estaba transformando. Miguel también. Ambos le miraron, asintiendo.

Desde la montaña hubieras visto encenderse las antorchas de la empalizada a lo largo de toda la aldea. O quizá deberíamos decir "fuerte".

Edam encendió su antorcha y aulló. Un rostro céreo se dibujó en la oscuridad frente a él.